viernes, 24 de octubre de 2008

Mi Colección de Tazas


La primera vez que vi una tienda de tazas quedé alucinada, me quedé mirando y… empecé a coleccionarlas. Entré en la tienda y consulté todo sobre las tazas, las que había en el escaparate valían un montón, porque cada una tenía una historia. La primera taza que coleccioné era una de mi bisabuela y la segunda una que compramos en los chinos. Con tan solo 10 años empecé a trabajar para comprarme las tazas del escaparate. Probé de camarera en la pizzería, eso no era el más apropiado porque a los clientes les hacía caretas de tomate y queso. Miré el periódico y había un anuncio para trabajar de peluquera, me miraron con cara de asombrados porque tan solo era una niña, me dejaron peinar a una muñeca. Yo tenía ganas de ir al baño y me fui corriendo, una niña que estaba esperando a su madre vio la cabeza de muñeca y la peinó lo mejor que pudo. Cuando volví del baño los peluqueros se dieron la vuelta y miraron la cabeza lo bien que estaba y me contrataron, pero al minuto me despidieron porque en vez de hacer una coleta hice un esparadrapo.
¡Vaya suerte que tenía!
Entonces me quedé parada y pensé trabajar en la tienda de tazas. El dependiente se llamaba Jorge y tenía 81 años. Como era una niña atraería a la gente y Jorge estaba contento. Me daba 50€ la hora y las tazas del escaparate valían 100.000. Por mala suerte tuve la desgracia de que Jorge pillará una enfermedad muy grave y me tuve que encargar yo sola de la tienda. Le fui cogiendo el tranquillo y no se me caía ninguna taza. Desgraciadamente a Jorge le afecto más la enfermedad, si le pasaba algo mas grave me tendría que aguantar sola en la tienda, y por desgracia pasó. Seguía teniendo sueldo de su banco. Un día pasó algo extraño, me llamaron por teléfono y me contaron que sus últimas palabras fueron: “Coge la taza número 4, cógela”. Yo la cogí, y era la taza que había soñado tener en los 2 años que llevaba trabajando con Jorge. Al cabo de 10 años ya tenía todas las tazas del escaparate, y además, una foto de Jorge debajo de la taza que tuvo Mercedes Milá, era la que dejó para mí y ponía: “Esta foto es para que nunca me olvides y siempre me veas en el trabajo hasta que te jubiles muchacha, con amor Jorge”.

No hay comentarios: